En el día de ayer fui a ver el nuevo filme de Keanu Reeves y la cuarta entrega en la saga de John Wick, John-Wick 4: Baba Yaga. Describirla como "lenta" es ser bondadoso ya que si un tartamudo grabara un audiolibro de la Biblia, estoy seguro que hubiera sido mas corto. Ojo, no es una cuestión de tiempo (puede que sea un poco larga), sino de repetición. Con tantas escenas de tiros/pelea de forma constante, es posible que el público se aburra. Sin embargo, no es para nada una película mala. Entretiene bastante, que es su principal promesa. Tenemos a Laurence Fishburne retomando su rol de "The Bowery King", Ian McShane como "Winston" y el ya fallecido Lance Reddick como "Charon el conserje". Y el malo de la trama en esta oportunidad será El Marqués de Gramont, interpretado nada mas ni nada menos que por Bill Skarsgard, que quizás lo conozcamos de actuaciones como la del payaso de IT, Pennywise. El Marqués es un enviado de la Mesa, la máxima autoridad en el mundo del hampa, que tiene que poner fin a John Wick y a todos los que le dieron cobijo a lo largo de estos años. El Márques sin embargo es medio cagón, así que va a contratar a otros asesinos para que hagan el trabajo pesado, entre ellos a Caine (interpretado por Donnie Yen) y Tracker (Shamier Anderson, que tiene creo yo la mejor performance de la película). Ah, y quédense para la escena post-créditos, se pueden sorprender...